Todavia no entiendo muy bien cual es la casualidad de lo que nos lleva dia a tras dia a seguir haciendo y siendo lo que somos.
Cuando me pregunto una y otra vez todo lo que supuestamente estaría sucediendo creo que mas alla de encontrar un recuerdo equivalente a mi memoria pasada debería encontrar una aun mas extraña.
Cuando ella sabe que esta por recibir la visita inadecuada, y cuando se entera que lo que esta pasando va mas alla de su supuesto resto, no deja siquiera de mirar mi cabeza perdida.
Mientras la situación va empeorando, el encuentro se acerca, la equivocada respuesta acompañado de pensamiento inoportuno se reúnen frente a una mesa amarmolada de cera y se alejan y acercan para evitar el toque improductivo. Ella quiere un poco mas, el quiere un poco menos. Y asi, durante largas horas de sus vidas, deciden si es ahí donde quieren estar. Incomodo, el no deja de hablar, ella interrogando o solo intentando escuchar, detrás de la pared dramática de amarillo chillon, deja vislumbrar un poco de luz artificial, tres enchufes, cuatro cabezas distorsionadas, e imágenes ambivalentes que se reúnen dia tras día frente el mismo rincón otoñal.
Las hojas aun no caen, sino que el frio las junta en un espacio bien cuadrado, las apila, las amontona, y no deja que se vean de frente por miedo a la revolución.
Algunas piensan que tan solo un poco de sus mentes pudiera permitir encontrar en ella alguna similitud superficial. Las manchas de la piel, el receso esquelético físico, el aliento sexo, son algunas de sus características mas novedosas.
Cuando se ponen en frente y saben que alguien las esta estudiando, disipan sus ojos, ocultan tras de si una mirada juguetona con el costado. El costado, absolutamente distorsionado, apasionado, calenton y cabron responde ante la mas minima señal de absoluteo constante histeriqueo.
Y es ahí, no en otro momento, cuando el analizador/medico/imaginizador de la situación vuelve a recorrer el cuarto en compañía de su materia de estudio, intenta buscar mas alla, acercarse aniñadamente, pero no le sale.
Y después de todo eso, aun mas, perdidos en los manatiales de una torre presidencial ¿?
Se encuentran una vez mas, con luz, apoyados contra una columna abrillantada, amarilla, chillon
A lo lejos un observador terrateniente no muy conocido, no muy alocado, si bien extraño, decide humillar ante la presencia minima del noveno espectador un tumulto de gente incomodada que ante el minimo silencio sonoro de la marcha nupcial arrojan al vacio de sus cerebros, mentes, cuerpos, sin barras, todo ese movimiento espeluznante, en sus manos derechas/izquierdas/con barras, desnudan sus peludas e inusuales manos borrosas con vasos metalicos, plásticos, ambivalentes, e inusuales, aspectos mágicos de belleza tardia ¿? Recipientes de contenido acuoso, liquido, viscoso.
Dormitan en ellos, se arrojan unos a otros, lo pisan, lo babosean, lo tocan.
Y ahí, en el toque real, se encuentra la verdadera diversión del momento.
Las hojas que no cayeron intentan disimular su pase por el lugar, un cuerpo mas, inerte, arrojado, vacio, estrecho, doloroso, meñique, infame, ductil, infantil, corrige su mano derecha y arroja a la izquierda un poco de diversión. El analizador/imaginizador de la situación conoce el próximo paso. Lo analiza, lo calamiza, lo abduce.
Y ahí, en el medio del todo, del vacio general, de la inductibilidad serena afroamericana de un dia invernal, bajo la sombra de una sombra inadinerada, se encalla, como a buen puerto, su mas amado relato humillante de vidas pasadas.
He aquí señores, lo que encontramos
El supuesto vacio existencial
De ese que tanto han hablado
Y si, señoras hojas, congresistas, delegados, vacios existenciales, diversiones, manos derechas e izquierdas, encalladores, inadinerados, encubiertos, imaginizadores, nos hemos aquí, ante ustedes
Con esto en la mano
La prueba fiel y segura, terrateniente de todo lo que sucede a mi y a mi.
¿Alguna pregunta?
lunes, 4 de agosto de 2008
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