viernes, 18 de julio de 2008

Boceto 3 (no recomendable)

Hay días en los cuales un despertar agradable puede modificar intensamente tu forma de ver una nueva vida. Cuando desperté aquel día y escuché de lejos un suave tiritar del agua golpeando algo más que miles de ventanas porteñas, descubrí que era un día más para caminar. Miré el reloj y las agujas seguían apuntando al siete, recto y directo. Muy temprano para ser lunes. Dediqué los últimos besos a la persona que me acompañaría y obligó en mí a luchar contra mi amiga con el uso innecesario de un paragüas tosco y abrumado. Después de momentos de luchas y un beso final arrojé mi paragüas hogareño hacia un espacio intensamente infinito y decidí probar como su ensueño no tan mágico producía en mí y en las personas que no caminaban debajo de la lluvia algo más que una sensación irreal.
Como de costumbre junte mis dos manos con fuerza, una sobre la otra, y tomé al objeto innecesario para mi cabeza con mucha fuerza, como una especie de espada de samurai ya arruinado. Mi cabeza funcionando lentamente y trazos con notas de piano mezclandóse entre el sonido urbano y la débil lluvia.
El día más inutil de mi vida estaba por comenzar...

A veces, cuando decido escuchar un tema de alguna banda que no termina de convencer a mi ser sentimental prefiero buscar en la letra algo más que ayude a comprenderla. A veces cuando siento que la gente se enamora del amor y no de las personas, intento huir lo más rápido posible de situaciones riesgosas y no comprometedoras. Es raro eso, mi miedo fundamental no pasa por ahí. Sino a mi soledad desesperada, incontrolable y fuertemente perspicaz.
A veces, durante largas noches de vela, y luego de mezclar palabras abundantes con alguna amiga importante, decido escribir más de diez palabras sin sentido que ataquen emocionalmente las partes insatisfechas de mi lector entusiasta.
A veces, cuando sólo decido estar yo solo, aparecen entre penumbras las sombras de algunos mortales que quieren seguir apareciendo.
A veces, cuando mi vida intenta normalizar los cuadrados angulares, siento el temblor de algo más que debería estar produciendose debajo de mi superficie terrenal.
A veces, cuando solo quiero hacer que ESA persona comparta un tiempo extremo a mi lado, no logro comprender de que manera y cada cuanto tiempo debería tomar su valija mágica y regresar a mi lado.
A veces cuando los tiempos de historias no tan secretas se mezclan con sencillos juegos de hadas, y duendes tatuados, decido no recibir más espacios dentro de un cuerpo sin arma metamorfoseada.

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